Previo a la inauguración de la sexta edición del Foro Mundial de Ciencia —el próximo domingo 24 de noviembre en Río de Janeiro, Brasil—, 12 órganos y entidades brasileños dedicados a la ciencia, tecnología e innovación presentaron un documento con las conclusiones de una consulta nacional dedicada a identificar los principales desafíos de la ciencia en el siglo XXI.
El documento, titulado “Ciencia para el desarrollo sustentable global: contribución de Brasil”, es un primer paso para iniciar una discusión regional, que permita a los países de América Latina y el Caribe identificar problemas comunes e intensificar la cooperación regional introduciendo el tema de la inclusión social en las políticas nacionales de ciencia, tecnología e innovación.
Aunque la discusión abarcó el contexto local, sorprenden las claras coincidencias compartidas en toda la región: “El bajo índice de innovación de las empresas, las deficiencias del sistema educativo —particularmente en la educación básica—, una fuerte dependencia tecnológica de países más desarrollados y una pauta de exportaciones dominada por productos de bajo contenido tecnológico”. Sumado a esto, están las grandes desigualdades sociales.
Destaca una serie de recomendaciones como promover la innovación en la economía y la administración pública; fortalecer la investigación básica fuente de las grandes revoluciones científicas y tecnológicas; promover la educación científica de la población y la popularización de la ciencia ampliando los espacios de información; reconocer la responsabilidad compartida tanto de los gobiernos como de los científicos para realizar estudios e innovaciones en temas como el abastecimiento de agua, mitigar los efectos del cambio climático, incentivar la sustentabilidad ambiental a partir de una mayor participación en el desarrollo de energías más limpias y renovables, estimular la investigación en enfermedades propias de la región y el desarrollo de nuevos medicamentos, además de un mayor diálogo con los saberes tradicionales.
Necesario, facilitar el libre movimiento de investigadores y estudiantes.
En entrevista para El Economista, Helena Nader, profesora titular de la Universidad Federal de São Paulo y presidenta de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia, nos da su perspectiva.
Del documento “Ciencia para el desarrollo sustentable global: contribución de Brasil”, ¿cuál sería para usted el punto que considera más relevante?
Es difícil. Yo diría que el más importante, tal vez, sería estrechar las colaboraciones. Tenemos problemas comunes, tenemos las relaciones de amistad y compañerismo, pero tenemos una ciencia que está muy separada y que si fuese más estrecha podría dar mayores resultados y avances. […] Veo que una manera sería facilitar el libre movimiento de investigadores y estudiantes sin tanta burocracia. Toda la ciencia es importante, pero para América Latina y el Caribe la integración sería fantástica y para ello la movilidad es un paso muy importante.
En el documento que presentan se habla de la importancia de intensificar la cooperación regional, pero no aborda el cómo.
Podemos hacer un bloque como el asiático. Faltan políticas de Estado. Como individuos tenemos convenios, entre universidades, etcétera, pero no como política regional. Lo interesante sería tener cada vez más convenios entre gobiernos. Si nos unimos podemos tener ciencia más enfocada a los problemas locales que compartimos.
El análisis destaca dos temas que también son relevantes para México y otros países del área: la desigualdad social y el hecho de que en varios países latinoamericanos se encuentra una buena parte de toda la biodiversidad del planeta.
Ésa es justo una razón para tener una política para los estados latinoamericanos. En el caso de la biodiversidad, por ejemplo, está la región amazónica. Brasil tiene una gran parte de la Amazonia tradicional —la Amazonia tiene varios biomas— en su territorio.
Pero plantas y animales no tienen pasaporte. De un lado está Perú, Venezuela, Colombia, cada país tiene sus propios proyectos para estudiar su biodiversidad, pero podríamos tener un megaproyecto entre los estados para explorar conjuntamente toda la biodiversidad de la Amazonia, como Panamazonia. En Latinoamérica y el Caribe podríamos tener grandes proyectos.
LA CUENCA AMAZÓNICA, DE IMPORTANCIA MUNDIAL
De acuerdo con el análisis presentado por Brasil, la cuenca amazónica cuenta con 7 millones de kilómetros cuadrados, 25,500 de ríos navegables y 40 millones de habitantes en nueve países. Esta región es vital por los servicios ambientales que presta al planeta y por su papel como regulador del clima.
Pero para la Amazonia no hay fronteras: aunque los Andes constituyen poco más de 10% de la cuenca amazónica, “son la principal fuente de sedimentos y nutrientes minerales para la parte principal del río, ejerciendo fuerte control sobre las características ecológicas de ríos y llanuras”.
Dicho de otra forma, Latinoamérica y el Caribe están unidos por finos hilos. La ciencia podría aliviar los problemas compartidos.
Leia aqui a reportagem na íntegra – http://www.sbpcnet.org.br/site/arquivos/arquivo_361.pdf
(Laura Vargas-Parada/ El Economista) – http://eleconomista.com.mx/entretenimiento/2013/11/21/latinoamerica-deberia-unirse-torno-conocimiento