Un día después de anunciar la fusión del Ministerio de Medio Ambiente (MMA) con el de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento (MAPA), el recién electo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se rectifica y dice que la idea aún no está decidida.
La marcha atrás fue dada a conocer el jueves (1 de noviembre) en una entrevista con televisiones católicas, donde el líder brasileño declaró que “todo indica” que los dos ministerios permanecerán separados, pero que aún tiene dos meses para pensarlo.
Bolsonaro, de tendencia ultraconservadora y derechista, resultó ganador de la segunda vuelta electoral realizada el 28 de octubre frente a su contendor Fernando Haddad, por un margen de 10,4 por ciento de votos (55,2 versus 44,8 por ciento). La mayor votación de Bolsonaro provino de las ciudades con pobladores de más poder adquisitivo y mayoría blanca, de acuerdo a análisis posteriores a la elección.
El 30 de octubre, Bolsonaro anunció la fusión de ambos ministerios como parte de la reducción en casi 50 por ciento de número de los actuales portafolios. Los asesores de Bolsonaro justificaron la medida por la necesidad de “racionalizar” la maquinaria pública.
Pero el anuncio de la fusión generó inmediatamente fuertes reacciones en la comunidad científica cuyos principales voceros advirtieron que juntar a los sectores de producción, representados por el MAPA, con el de conservación perjudicará al medio ambiente y favorecerá los intereses comerciales de los grandes productores que cuentan, además, con un fuerte lobby en diversas instancias del poder político.
La Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC) emitió un comunicado en el que alertó sobre el riesgo de debilitamiento del sector ambiental, responsable de regular la explotación de tierras destinadas a agronegocios.
“En lo que se refiere específicamente a la regulación ambiental en el área de la producción agropecuaria, la impresión inmediatamente causada por la iniciativa es que un sector regulado pasará a dirigir al sector regulador. Para que haya un adecuado balance en las decisiones de permisos ambientales, que equilibre los intereses de la expansión económica y los riesgos o daños ambientales derivados de tales actividades, es importante que ninguno de esos sectores, económico o ambiental, predomine en la toma de decisión”, señala el documento.
Uno de los asesores de la SBPC, el agrónomo José Antonio Aleixo, indicó a Scidev.Net que se trata de ministerios “que deben trabajar en conjunto, pero de forma independiente, pues tienen finalidades diferentes. A partir del momento en que se junten, uno de ellos saldrá perjudicado”.
La preocupación es compartida por Niro Higuchi, investigador y profesor del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonía y miembro de la Academia Brasileña de la Ciencia.
“Antes de cualquier decisión, lo mejor sería reflexionar sobre el papel del MMA y sus organismos, como el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales, responsable de las autorizaciones; el Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad, responsable de la creación de áreas de unidades de conservación; y el Servicio Forestal, al que le concierne la gestión de los bosques. El MAPA es un ministerio ligado a la producción y de gran impacto ambiental, de modo que no podría fiscalizar tales impactos”, complementa.
El temor de científicos y ambientalistas sobre un posible desequilibrio no es casual: los primeros sondeos para la elección del futuro ministro buscaban candidatos en el sector directamente vinculado al agronegocio. En la nota, la SBPC precisa que, de la misma forma, lo contrario tampoco sería lo ideal.
“Sería difícil encontrar un ministro competente y comprometido con las cuestiones ambientales y con las del agronegocio”, resalta Aleixo, quien también es profesor titular de la Universidad Federal Rural de Pernambuco y presidente de la Academia Pernambucana de Ciencia.
Además, durante la campaña presidencial, entidades del sector de agronegocios, como la Asociación Brasileña de Productores de Soja, alcanzaron al equipo del entonces candidato una serie de pedidos, incluyendo demandas para “dejar sin efecto el licenciamiento de actividad a las propiedades rurales”, un documento que garantiza el control de las actividades humanas que pueden perjudicar al ambiente.
Actualmente, el equilibrio entre la producción y la conservación depende del Congreso Nacional. Si bien la correlación de fuerzas no está equilibrada en el congreso actual, ya que la bancada ruralista tiene un peso mayor, con más de 200 diputados de un total de 513 diputados federales, el temor es que el desequilibrio aumente aún más con la unión de las dos carteras ministeriales.
Veja o texto na íntegra: Scidev.Net