Segundas partes no tienen buena fama, pero la Marcha de la Ciencia buscó ser la excepción, cuando el sábado 14 de abril organizó su segunda movilización mundial con el objetivo dar visibilidad a la baja inversión en ciencia y a los escasos puestos de trabajo en investigación, entre otras reivindicaciones.
En la región, el resultado de esta jornada de reclamo impulsada inicialmente por científicos de EEUU fue tal vez más desparejo que en 2017, pues mientras este año algunos países no se adhirieron, en otros fue más exitosa.
Las cifras comparativas, en principio, muestran un escenario más deslucido: de las 60 ciudades de 11 países de América Latina y el Caribe que se unieron el 22 de abril de 2017 a la primera Marcha de la Ciencia, este año hubo unas 30 ciudades en cuatro países: Panamá, Chile, Costa Rica y México.
En el mundo, la situación fue similar: luego de ser apoyada por 610 ciudades del planeta en 2017, la edición 2018 también redujo su alcance global a 230 localidades alrededor del mundo.
En particular en América Latina, Argentina y Brasil fueron algunos de los países ausentes. En Brasil, si bien unas 25 ciudades participaron en 2017, este año no hubo ninguna marcha. Varias movilizaciones están previstas para este año, pero lo cierto es que en esta fecha internacional, no hubo adhesión.
En contraste, este año en Panamá sumó una ciudad más a la marcha; en Costa Rica, la convocatoria creció y fue impulsada por 25 instituciones; en Chile aumentó la participación popular, y en México se amplió a más estados del país.
Panamá
En Panamá, este año la marcha se realizó en dos ciudades: en la capital del país y en la occidental provincia de Chiriquí.
En Ciudad de Panamá, la actividad se desarrolló en los alrededores del Biomuseo, ubicado en la Calzada de Amador, y fue promovida por el Movimiento Ciencia en Panamá.
Este grupo también organizó una serie de actividades científicas en talleres prácticos, como “La química en la cocina”, entre otros, y terminó la jornada en la tarde, con una importante marcha en la que los participantes llevaron carteles con mensajes de reflexión sobre el apoyo a la investigación científica.
En Chiriquí, en tanto, estudiantes, docentes y científicos de la Universidad Autónoma de Chiriquí que forman parte del movimiento Ciencia en Panamá, el Centro de Gendiagnostik y el Centro Especializado en Genética organizaron la marcha que recorrió las principales calles de esta provincia y culminó en el parque Miguel de Cervantes de esta localidad.
En sintonía con la consigna internacional, la marcha en Panamá reclamó “por una ciencia que apoya el bien común y políticas basadas en evidencias para el interés público”, dijo a SciDev.Net Oriana Batista, directora del Centro Gendiagnostik y una de las organizadoras del evento en Chiriquí.
Costa Rica
Con un llamado al recientemente electo gobierno de Costa Rica para que fortalezca la agenda científica, el sábado 14 la Marcha por la Ciencia-Costa Rica congregó personas de todas las edades en la capital San José.
Contrario a la Marcha de 2017, que fue organizada por representantes de dos universidades públicas, este año contó con el apoyo de unas 25 organizaciones y colectivos, entre ellos asociaciones estudiantiles, laboratorios, centros de investigación y unidades académicas.
La actividad fue presidida por Giselle Tamayo, presidenta del Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas, y Pedro León, presidente de la Academia Nacional de Ciencias.
En sus participaciones ambos abogaron por que el próximo gobierno de la República —que asumirá el próximo 8 de mayo, luego de la victoria de Carlos Alvarado Quesada el 1° de abril— procure poner una mirada más fuerte en la inversión en ciencia, tecnología e innovación del país, que se refleje en mayor inversión y dinamismo.
“Este año, por la coyuntura actual de nuestro país, se agregó un llamado al gobierno a dar un lugar más protagónico a la ciencia, a incluir la evidencia científica en las políticas que defina, a aumentar el financiamiento a la investigación que está por debajo del 0,5 por ciento del PIB, mejorar la formación científica de la próxima generación desde las escuelas y a que se hagan esfuerzos por que aumente la diversidad en ciencias, con más mujeres y personas de los grupos menos representados en la comunidad científica”, mencionó a SciDev.Net la genetista Henriette Raventós, del Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular de la Universidad de Costa Rica.
En esta misma línea, Andrea Vincent, bióloga y docente universitaria, y cofundadora del colectivo 500científicas, solicitó que la educación científica mejore.
“La educación científica es importante para contar con una ciudadanía crítica y consciente, que puede ejercer una democracia más fuerte”, indicó Vincent a SciDev.Net.
En sus palabras, el sector científico costarricense tiene varios retos, entre ellos fortalecer sus programas de posgrados para que más personas tengan facilidad de prepararse a un alto nivel y dedicarse a la ciencia, así como aumentar la diversidad y la inclusión en este sector.
Niños y adultos se hicieron presentes en este encuentro, que además contó con demostraciones científicas y experimentos al aire libre. Varios participantes asistieron con carteles alusivos a la importancia de la ciencia para una sociedad en vías de desarrollo, así como mensajes de alerta para que las autoridades nacionales empleen la evidencia científica en su toma de decisiones.
Chile
Más de cinco mil personas en una decena de ciudades de Chile participaron el 14 de abril en la que llamaron Marcha por la Ciencia y el Conocimiento, organizada por unas 20 organizaciones, incluyendo la Asociación Nacional de Investigadores de Posgrado (ANIP) hasta federaciones universitarias.
En Santiago, donde se congregaron alrededor de cuatro mil personas, se leyeron consignas como “en 115 años de entrega de Premios Nobel, 83 han sido para hombres y solo nueve para mujeres” o “menos ego, más decisión, más mujeres en instancias de decisión”, mientras se pudo ver a otros vendiendo chapitas con frases como “Sin ciencia no hay futuro”.
“Llegó mucho más gente que el año pasado y eso es un avance. Además, agrupamos más organizaciones y generamos un petitorio importante. En ese sentido, fue un éxito”, dice Cristián Undurraga, doctor en biología molecular, celular y neurociencia, y uno de los organizadores de la marcha.
En ese petitorio distribuido públicamente, los organizadores señalan que el movimiento tiene como fin mostrar “las deficiencias que presenta actualmente la investigación, la educación y la comunicación de las áreas científico-humanistas, así como proponer puntos de trabajo al gobierno”.
“Queremos que la ciudadanía sea partícipe de este debate y que conozca la realidad de la investigación chilena, así como los objetivos y ambiciones que tenemos para hacer del país un lugar en donde el conocimiento sea parte de su desarrollo”, señala el documento, que presenta cinco ejes “para lograr verdaderos cambios”.
La pronta creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, Conocimiento e Innovación; el fomento a talentos locales y su inserción en el mercado y en la academia; la promoción de la equidad de género; la democratización del conocimiento; y el impulso a la educación son estos cinco aspectos desarrollados en el documento.
México
En México, en tanto, a diferencia de 2017 cuando unas 20.000 personas en 14 ciudades marcharon por la ciencia, esta vez se registró movimiento en unas 20 ciudades, incluidas la capital del país. Allí, no obstante, se estima que participaron unas 3.500 personas, menos de las que se registraron en 2017.
En esta nueva edición, la comunidad científica solicitó la generación de 20.000 puestos de trabajo para docentes e investigadores al año, la creación de una decena de centros de investigación y desarrollo tecnológico, y la asignación de 2 por ciento del PIB del país a la ciencia y la tecnología —que para 2018 será de 0.5 por ciento—, entre otros puntos.
Los participantes también criticaron que en medio de las campañas presidenciales, no haya un posicionamiento claro respecto al apoyo a la ciencia por parte de los candidatos.
“Ningún candidato ha hablado de incentivar el desarrollo de la ciencia y la tecnología; es decir, este tema no se encuentra en sus agendas como tampoco lo está la cultura ni la educación”, dijo Rafael Coria Jiménez, de la Asociación Mexicana de Investigadores de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad.
Brasil y Argentina
Según Ildeu de Castro Moreira, presidente de la Sociedad para el Progreso de la Ciencia de Brasil (SPCB), la escasa participación en el país no está relacionada con la falta de movilización o de preocupación por la realidad científica nacional. De hecho, para 2018 el presupuesto para ciencia se estima que será un tercio del monto destinado en 2013.
“La Marcha de la Ciencia defiende puntos importantes como la valoración de la ciencia y la libertad para la investigación, pero sigue los tiempos y los ritmos de EEUU”, dijo a SciDev.Net.
“Tenemos planificado acciones a lo largo de todo 2018, pero especialmente en mediados del año, por las elecciones, y en el segundo semestre, cuando si define el presupuesto para 2019”, afirmó.
La situación es similar en Argentina, donde la ciencia también sufre el impacto de los recortes en los ingresos a la carrera científica con financiación del gobierno y de la devaluación de la moneda argentina, entre otros factores.
Por eso, aunque el país no se adhirió a la Marcha de la Ciencia, sí hubo movilizaciones el 10 de abril, cuando se celebra el Día del Investigador en Argentina, fecha del nacimiento de Bernardo Houssay, premio Nobel de Medicina de ese país, de 1947.
Ese día, un grupo de directores de unidades ejecutoras del Conicet enviaron una carta al ministro del área destacando a la preocupante situación presupuestaria e institucional de los organismos científicos nacionales, entre otros aspectos.
Con reporteo adicional de Martín de Ambrosio (Argentina), María Elena Hurtado (Chile), Caterina Elizondo Lucci (Costa Rica), Aleida Rueda (México), Marcelino Rosario (Panamá).